CORAZONAR…
Cuando me hicieron la amable invitación para escribir algo para este increíble grupo, de inmediato vinieron a mi mente diversos temas que traten el empoderamiento femenino. Sin embargo, pensé en compartirles exclusivamente lo que ha sido una bendición para mí.
Para mi algo que es crucial es volver a las bases, a los orígenes y dejar de ser, al menos por un espacio de tiempo, la empresaria, la madre, esposa, pareja, líder y ser simplemente nosotras, con nosotras mismas.
Podría pensarse que esto es un lugar común o peor aún, un estereotipo de un reseteo mental para encarar con más energía nuestra realidad cotidiana.
La experiencia me ha enseñado que hacerlo como una práctica corporativa, personal, socioafectiva en momentos de contemplación, nos pone en un estado de consciencia del aquí y ahora que nos permite vernos, sentirnos, percibirnos, proyectarnos y alimentarnos, de una manera que ningún otro ejercicio puede darnos.
Lo mejor, no cuesta nada, (en términos económicos) ya que sí implica una disciplina férrea del silencio y la percepción. No estoy haciendo referencia a ese tipo de meditación que respeto mucho y cuyo objetivo es llegar al vacío, a la nada.
Esta propuesta que les hago con base en mi experiencia personal, es volver a voltear a nosotras mismas como el lugar de nuestra identidad, en donde si estamos atentas fluirá una cantidad inimaginada de recursos que nos permitirán «Vivir la vida, vívidamente»
Esta percepción consciente en el aquí y ahora dominando con la práctica a la «loca de la casa», se ve amplísimamente remunerada cuando vamos logrando revisar nuestros afectos, necesidades, deseos, sueños y posibilidades que, basadas en la experiencia adquirida a lo largo de los años nos llevan a reconectar, entender, y descubrir áreas de nuestra personalidad, dones y talentos que, por estar tan absortas en la realidad cotidiana, familiar y laboral, pasamos por alto.
Para mi, por experiencia personal de muchos años, este es el secreto de la eterna juventud física y mental, pero sobre todo, el reencuentro con el corazón como centro y motor del discernimiento y la conciliación entre lo que somos y queremos en relación a lo que esperan o esperamos de nosotras mismas.
La autoimagen con la que muchas veces vivimos, es sólo un cascarón, que, por rígido, no permite fluir toda esa riqueza que debemos compartir con los demás para ser bendición para otros.
El empoderamiento, por lo tanto, desde mi humilde experiencia, nace en tu corazón, se nutre por tu temperamento, se modela en tu carácter y se comparte en libertad, con amor.
Autor: Mónica Hernández