Cuando pensaba en un tema para escribir al iniciar este año 2024 con este News Letter, (aunque ya tengo mas de 15 artículos circulando en esta red ), de inmediato vienen a mi mente varias preguntas. ¿Cómo recuperar nuestra humanidad que a veces se desdibuja cuando la tecnología o la IA se mueve a velocidades vertiginosas las que muchas veces no podemos a alcanzar?
Hoy quiero compartirles uno de los aprendizajes más valioso que he tenido los últimos años, como persona y como profesional.
Ha sido una bendición. Para mi algo que es crucial es volver a las bases, a los orígenes y dejar de ser, al menos por un espacio de tiempo, la empresaria, la madre, esposa, pareja, líder y ser simplemente nosotros mismos con nosotras mismos.
Podría pensarse que esto es un lugar común o peor aún, un estereotipo de un reseteo mental para encarar con más energía nuestra realidad cotidiana o este año que recién comienza. La experiencia me ha enseñado, que Corazonar, puede ser la mejor práctica corporativa, personal y socioafectiva que podemos experimentar para regresar al aquí y ahora.
Claro que yo no inventé esta palabra o concepto, muchas tribus sudamerricanas lo han aplicado mas que disertado sobre él cuando deben tomar decisiones que competen a la comunidad. Lo que sí les compartiré es cómo lo vivo yo y cómo me ayuda a tener claridad estratégica en la toma de decisiones. Pero, Corazonar tiene sus requisitos:
El primero de ellos es contemplar:
En momentos de contemplación, entendidos como esa capacidad humana de hacer un alto, observar en silencio absoluto sin juicio, sin interpretación, sólo contemplando el hecho, la naturaleza, la vida….luego reflectir para llevar eso que hemos contemplado y pasarlo por el corazón, nos pone en un estado de consciencia del aquí y ahora. No es una ciencia, pero si requiere mucha y constante práctica. Contemplar el árbol moverse, la risa de un niño, cuando tu hijo entiende algo, cuando recibimos el regalo de una sonrisa o una carcajada honesta y sin dobleces, un regalo o un reconocimiento,… se trata de contemplar la vida en instantes pequeños de la cotidianidad.
Aclaro que no me estoy refiriendo a esa interpretación sentimental o rosa con la que normalmente asociamos al corazón.
En este artículo entiendo el corazonar como esa capacidad humana de ejercer en libertad la voluntad, de percibir, sentir, pensar, interpretar, valorar, decidir, implementar… pero todo pasándolo por el corazón que es realmente en dónde se toman las decisiones. Claro que el proceso mental de razonamiento interviene, y por supuesto que nuestros sentimientos o nuestro estómago, nuestro otro cerebro, también están ahí,
Pero el corazón es en dónde todo se armoniza todo y sin darnos cuenta involucramos el discernimiento. Discernimos y corazonamos, las cosas importantes de la vida, incluimos en la ecuación, nuestros principios y nuestra ética personal y de trabajo, nuestros valores morales, sociales, afectivos, familiares, etc. Y es ahí…en dónde el corazón nos notifica si aquello que hemos decidido, es correcto o debemos dar marcha atrás o repensar la solución.
Corazonar los hechos, las decisiones…la vida.
Las decisiones que salen sólo del pensamiento o sólo de nuestros sentimientos, rara vez llegan a trascender. Pero las decisiones que se corazonan, siempre llevan a una respuesta correcta.