Una de las ideas o creencias frecuentes, es pensar que conocemos a las personas y que nuestra percepción delimita su potencial.
Esto es erróneo, injusto y limitante. No exite ninguna especie con la riqueza integral de las personas, aunque a veces pensemos que éste sólo posee habilidades, experiencias o que viene a desempeñar un puesto a la empresa u organización.
Mi experiencia personal entendiendo a este recurso es opuesta.
La riqueza más grande es la que cada individuo que, conociendo su valor, sus fortalezas, dones y riqueza, es capáz de sumar a nuestra organización, cambiarla, desarrollarla; esto debido a que nuestra empresa es la suma de las riquezas individuales que colaboran en ella.
Y esto mis queridos lectores, es la aportación que cada persona, SIENDO y compartiendo lo que es y lo que tiene. Esto hará que nuestra oferta de valor organizacional siga transformándose favorablemente con el paso del tiempo.