Aunque parezca un trabalenguas rimbombante esto es sencillo, debemos hacer fáciles de implementación y viables los objetivos estratégicos empresariales.
Esto quiere decir específicamente lo siguiente: con objetivos específicos e individuales, y claros, para quienes los leen y deben implementarlos y no para quienes los escriben como un posible futuro deseado. Es decir, traducir de forma realmente entendible los indicadores, responsables, recursos, insumos, fechas, resultados, valores, ponderaciones etc. eso que planeamos, proyectamos y esperamos lograr.
¿Por qué se vuelve relevante esto? Porque a pesar de que podría ser un asunto intrascendente y hasta obvio, no lo es. Muy pocas empresas dedican el tiempo necesario a asegurarse de que la información que los colaboradores necesitan, realmente la reciban en tiempo y forma. Te comparto un ejemplo muy preciso.
Hace algunos años, trabajé en México con 6 Plantas de producción de uno de los refrescos de cola más consumidos a nivel mundial; algo que fue realmente importante y difícil de entender para ellos, fue la diferencia entre tener medios de comunicación institucionales como intranet o alguna plataforma actual como teams, y tener una comunicación interpersonal que sume valor al negocio, ya que hay una enorme brecha entre ambos conceptos. Lo peor es que es poco probable que nos demos cuenta, que la operación cotidiana o nuestros objetivos estratégicos tienen una falla cualitativa tan delicada y de tanto impacto, como la relativa al entendimiento de la información que circula y se produce sin parar.
Las materias primas de la operativización de tu planeación estratégica anual (y no me refiero a objetivos financieros ni a objetivos de venta) son la información y la comunicación y éstas se vuelven la herramienta estratégica para entender cómo estamos administrando los recursos o utilizando nuestros indicadores (eso si es que lo estamos haciendo) y qué ajustes debemos hacer en el día a día, para lograr la visión organizacional.
En el Liderazgo directivo, la administración de la información, su claridad, consumo, retroalimentación y circulación, es una responsabilidad más importante y muy pocas veces asumida desde esta perspectiva ya que sin darnos cuenta asumimos y al asumir evitamos un círculo virtuoso que trae grandes beneficios, no sólo a los procesos, sino a las personas, ya que les da claridad y certeza de que lo que aportan, es de valor para otros.
Recuerda, para operativizar tus objetivos estratégicos, debes asegurarte de tomar esta responsabilidad en tus manos, de que todos tengan la información realmente traducida para su entendimiento y que la cantidad necesaria para operar.
¿Difícil? sí, mucho, ya que requiere de herramientas especializadas, no se producen en la operación ni en la gestión, sino que son producto de experiencias que abstraen, diseñan ya adecuan a las necesidades concretas de las organizaciones que las requieren, y que apuestan por la innovación cualitativa, que es difícilmente igualable.
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