La seguridad alimentaria no solo es un derecho humano fundamental, sino una condición indispensable para la sostenibilidad de los sistemas alimentarios. En un mundo donde los alimentos recorren miles de kilómetros antes de llegar al consumidor, garantizar su inocuidad, trazabilidad y autenticidad se vuelve un imperativo ético, sanitario y ambiental.
Dos pilares fundamentales que sostienen esta garantía a nivel global son la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Codex Alimentarius, establecido por la FAO y la OMS.
OMC y Codex Alimentarius: normas para proteger la salud sin frenar el comercio
La OMC, mediante el Acuerdo sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (MSF), establece que los países pueden aplicar medidas para proteger la vida y la salud de las personas, animales y plantas. Sin embargo, estas medidas deben estar basadas en criterios científicos reconocidos internacionalmente, y no deben utilizarse como barreras técnicas al comercio.
En ese sentido, el Codex Alimentarius sirve como referente técnico global. Sus normas y directrices abarcan desde límites de residuos químicos, contaminantes y aditivos alimentarios, hasta prácticas de higiene y etiquetado. Esta estandarización facilita el comercio justo y protege a los consumidores de prácticas engañosas o dañinas.
La auditoría como herramienta estratégica de sostenibilidad
Hoy más que nunca, la auditoría alimentaria cobra un papel protagónico. Ya no basta con tener procesos certificados en origen: es imprescindible asegurar la inalterabilidad de los productos desde la producción hasta el consumidor final.
Esto implica contar con sistemas de trazabilidad robustos, protocolos de control documentados, y auditorías internas y externas periódicas que evalúen el cumplimiento de normas de inocuidad, prácticas de manufactura, gestión ambiental y responsabilidad social. Estas auditorías aseguran que:
- Los productos no han sido alterados ni contaminados en ninguna etapa.
- Se cumplen los estándares del Codex y otros marcos regulatorios.
- Los consumidores acceden a alimentos auténticos y seguros.
- Las empresas cumplen con compromisos éticos y ambientales, parte esencial de su responsabilidad corporativa.
La inalterabilidad del alimento —es decir, la garantía de que mantiene su composición, origen y calidad sin fraude ni adulteración— no solo protege la salud, sino que refuerza la confianza, evita pérdidas económicas y contribuye a sistemas alimentarios sostenibles y resilientes.
Seguridad alimentaria y sostenibilidad: dos caras de la misma moneda
Un sistema alimentario verdaderamente sostenible no puede sostenerse sin una cultura de inocuidad y cumplimiento riguroso. Por ello, la seguridad alimentaria debe entenderse como un principio transversal que vincula salud pública, comercio justo, protección ambiental y justicia social.
Contar con auditorías periódicas, transparencia documental y cumplimiento de normas internacionales no es opcional: es el camino hacia una alimentación responsable, equitativa y sostenible para las generaciones presentes y futuras.
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