engo varios días tratando de sentarme a escribir. Por fin estoy lista y de repente vienen a mi mente varias temáticas referentes a la gestión del área comercial presentes en situaciones recurrentes con las que me he encontrado en estas últimas semanas, específicamente luego de haber participado en dos expos muy importantes en nuestro país. Trataré de darles un orden lógico, espero lograrlo.
Todas tiene que ver con la inmediatez.
La primera es esta necesidad de brincar a la acción. Parecería que esperar, planear, generar estrategia, analizar investigar quedan fuera en este mundo veloz en que lo que no es inmediato pierde valor.
La segunda es esta capacidad de hablar y hablar sin decir realmente nada, ya ni siquiera se «cantinflea» como decimos los mexicanos, cuando buscamos explicar algo dando muchos rodeos. Existe una necesidad apremiante de algún sonido exterior a nosotros, radio, conversaciones, música etc. y yo me pregunto, ¿no será que tenemos miedo a callar? ¿o será miedo al silencio o a escucharnos a nosotros mismos?
La tercera es la incapacidad de escuchar activa y atentamente al otro, desgraciadamente no somos conscientes de que ese es un gran regalo que debemos ofrecer primero antes de ser escuchados. Cada vez me encuentro con más personas que consideran que dialogar es soltar (sin filtro todo lo que les viene a la mente), sin buscar la reciprocidad al escuchar al otro, sin leerlo, sin percibirlo lo que se convierte en un tiempo malgastando para las dos personas, que no regresará.
La cuarta, pensar (con gran convicción) que se comunican perfectamente bien, cosa por demás improbable, ya que desde el momento en que emitimos esa información pasa por varios de nuestros filtros: el de la cultura, la edad, los valores, la idiosincrasia, el sistema de creencias lo que produce solamente procesos sistemáticos de emisión de información sin lograr la comunicación.
La quinta realidad es que vivimos en evasión constante, sumergidos en el hacer, trabajo, responsabilidades, compromisos, metas, logros… sin detenernos a Ser a cuestionar nos en qué momento de la vida estamos, si estamos en las condiciones afectivas o emocionales para interactuar con otros o es mejor esperar, o simplemente hacer una de las preguntas más difíciles de responder para el ser humano, ¿cómo estoy realmente?
Estas 5 realidades (que por supuesto que pasan por mis propios filtros) me han hecho pensar en qué medida nos estamos alejando de nuestra individualidad, de nosotros mismos, pero, sobre todo, de lo que podemos y debemos compartir con los demás que es nuestra riqueza.
La vida organizacional que es donde vivimos una buena parte de nuestro tiempo y la vida personal deben equilibrarse, ya que la existencia es realmente breve, se nos va de las manos y muchas veces no tenemos una segunda oportunidad con el cliente, con el jefe, con la esposa(o) con los amigos, y aun así, olvidamos que somos finitos, que lo único que tenemos es el aquí y ahora, por lo que la invitación de hoy es a parar, a respirar, a atesorar momentos, a escuchar, a estar en silencio, a hablar lo indispensable, a evadir menos y a comunicarnos mejor sólo por el placer de compartir sin necesidad de convencer, sólo así se podrán construir valiosos escenarios para la Innovación y la sustentabilidad organizacional.
¡Hasta la próxima!